Historia de la educación en México, México Independiente

 LA EDUCACION EN EL MEXICO INDEPENDIENTE  

En los primeros años del México Independiente nuestro país intenta romper con un sistema de gobierno impuesto por el dominio español. Las primeras décadas se distinguen por el enfrentamiento entre dos grupos políticos que tratan de imponer la forma de gobierno que ellos creen que es la adecuada para el país, este no encuentra la forma apropiada de gobernar, se observa al ensayar distintos tipos de Gobierno como la monarquía, la república federal, la república central y nuevamente la república federal.

Las invasiones de Francia, las pérdidas territoriales con Estados Unidos y los constantes enfrentamientos entre liberales y conservadores permitieron que una generación de mexicanos, que ubicamos en las dos primeras décadas del siglo XIX, tomara conciencia de lo mexicano, se sintiera orgullosamente nacionalista y se preparara intelectualmente para enfrentar a las instituciones retrógradas del país con el fin de destruirlas en forma definitiva: el clero y el ejército. La educación privada en México se inicia desde tiempos de la colonia cuando los llamados preceptores se ocupaban de la educación individual de niños, niñas y jóvenes.


La educación en nuestro país continúa siendo tema de interés por sus situaciones económicas, sociales, filosóficas, morales, pedagógicas y sobre todo políticas. En cada Sexenio el presidente en turno junto con el gabinete imprima los cambios que son pertinentes así en el pasado desde los orígenes de nuestra nación ha habido cambios de interés político e ideológico de los partidos políticos que pretenden imponer su proyecto de nación.

La independencia no interrumpió la continuidad del proceso de reforma de educativa que promovieron la Corte de Cádiz, ni tampoco frenó otros proyectos como la creación de un plan de enseñanza pública general y la formación de un órgano estatal que centralizara y organizara las actividades en este ramo. Esto se explica en tanto que esas tareas estaban encaminadas a dar cohesión y sentido a la nueva nación y con ello a legitimar su permanencia. En 1821 cuando México se independiza públicamente, se puede considerar como el inicio de la historia de su educación institucional. Asimismo, se inicia una serie de intentos de reforma económica, política y social. 

En 1823 se inicia el primer proyecto de Reglamento General de Instrucción Pública, donde se decía que la instrucción debe ser pública y gratuita. También se ordena la creación de escuelas para niñas y para adultos. 

Este primer proyecto mostró que los gobernantes deseaban que la educación llegara a un público formado por niñas, niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, la situación política que atravesaba el país no permitió que este ambicioso plan se llevara a cabo. En el proyecto del Reglamento General de Instrucción Pública de 1823 se decía que "todo ciudadano tiene facultad de formar establecimientos particulares de instrucción en todas las artes y ciencias, y para todas las profesiones, pero el Estado se reservaba la autoridad de supervisar y asegurarse de que los maestros de estas escuelas tuvieran las aptitudes y preparación necesaria para la enseñanza". La instrucción era uno de los medios más poderosos de prosperidad, por tanto, la educación no debería concretarse a enseñar, a leer y escribir, sino dotar a los ciudadanos de una forma moral y política.


Las reformas llevadas a cabo por Valentín Gómez Farías en 1833 reiteraban la obligación que tenía la Iglesia para abrir escuelas de primeras letras en parroquias y casas de religiosos haciendo hincapié en que tenían que ser gratuitas, razón por la cual formaban parte del sistema público de educación.

El concepto de educación particular empieza a adquirir sentido más por razones de pertenencia a un estrato social determinado que sólo por cuestiones ideológicas. Hacia 1830 empiezan a abrir escuelas reforzadas con la llegada de maestros franceses para un alumnado capaz de sostenerlas, sin recibir ningún subsidio del gobierno. Estos establecimientos se consideraron entonces como escuelas privadas, en tanto que las de la Compañía Lancasteriana y las de los conventos y parroquias eran gratuitas y por lo tanto públicas. 

Esta distinción económica no las excluía de la vigilancia del Estado, en el sentido de que no podían enseñar nada contrario a la moral ni a las reglas del gobierno.


A continuación les presentamos unos videos más detallados con la información que nos serán de gran ayuda para reforzar lo anteriormente mencionado.





 














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